Se mordía la piel, porque uñas no le quedaban, y daba vueltas sobre el mismo metro cuadrado mientras llamaba incansablemente a su móvil. Había pasado algo, de eso estábamos seguros, Maria era una niña responsable que no se hubiese ido sin que su madre lo supiese. Sabía que su madre se moriría en el acto.
Tuvimos que esperar horas agónicas para que la policía activara la búsqueda de mi hija pero ya, tras la sexta llamada, nosotros ya estábamos peinando cada centímetro de tierra, preguntando a todo el mundo por ella, llamando a sus conocidos. Siempre me pregunto si por entonces ya estaba muerta. De un día al otro nos perdimos.
Apenas tenía catorce años esa niña dulce y cariñosa, de tez blanca y pecosa, sonriente…Últimamente no lo hacía mucho, sonreír, pero cuando lo hacía seguía iluminando todo a un kilómetro a la redonda. Estaba enfermo, pero no se de que, supongo que la vida se cebó conmigo, y ella siempre estaba ahí dispuesta, aunque no tuviera ganas, a sonreírme y a salvarme de ese laberinto oscuro en el que yo me empeñaba en meterme hasta que me volvía a ahogar en vasos de whisky con hielo. En eso se parecía a su madre, realmente se parecían en todo. Imperfectamente perfectas. Me pregunto si tenía algo de mí. Que irónico resulta todo ahora
5 meses 27 días y 12 horas tardaron en encontrar su cuerpo en el lago. Su madre hacía un mes que se había suicidado. La encontré en la cama de mi hija. Sobredosis de narcóticos. Había dejado de ser ella, incluso yo había dejado, aún más, de ser yo. Ella lo sabía, Maria no estaba viva, y ella no sabía vivir así. Yo aún mantenía esperanzas, muy vagas pero esperanzas. Quizás debería haber hecho lo mismo, pero soy tan miserable que no me atrevo ni a morir. Me corroe saber que ella me pidió que la llevara en coche a casa de la amiga donde hacían la fiesta, pero lo que no me perdonaré nunca en la vida es no haberla llevado porque estaba hundido en la mierda, sentado en la oscuridad de una esquina de mi habitación demasiado borracho como para conducir. Aún así ella me besó y me sonrió. Su última sonrisa."
-E..Es..espe…espero que algún día pueda perdonarme- le costó emitir a la garganta reseca de aquel hombre que estaba de pie delante del señor De gea .
-¿Qué te perdone el qué?- vociferó aquel anciano- ¿Qué la conocieras? ¿Qué la enamoraras? ¿Qué la secuestraras? ¿Qué la humillaras? ¿Qué la violaras? ¿Qué la golpearas? ¿Qué la mataras? ¿Qué la quemaras?- a cada pregunta, sorprendentemente, aumentaba su tono. Las enfermeras no tardaron en llegar ante tal alboroto. Estuvieron a punto de echar a Miguel, pero el señor Humberto de Gea lo retuvo.- Contesta
-Supongo que son demasiadas cosas para perdonar, y supongo que habría que añadir todos los efectos colaterales.-susurró Miguel-
-¿Por qué lo hiciste?
- Terminé obsesionándome por su hija, y ese día consumí demasiadas drogas. La vi pasar y fui a hablar con ella. Solo quería hablar, solucionar las cosas. Era un chaval con muchos pájaros en la cabeza, y se me fue todo de las manos.
-¿La querías?
-Creía que la quería.-
El anciano que miraba a los pies del hombre estaba sentado en una silla de ruedas. Era un hombre apenado, consumido, famélico. Aquel que apretaba los puños para evitar que se le escabullera el poco orgullo que le quedaba ante el hombre que mató a su hija y consecuentemente a su mujer, hacía tiempo que no lloraba, pero estaba apunto de hacerlo de nuevo, ni se ocultaba en la oscuridad, aquel hombre había dejado de estar enfermo, porque estaba muerto, se veían en la negrura de sus ojeras, y aún así seguía buscando la luz de la sonrisa de su niña que lo rescatara una vez más.
-¿Tú eres el que pagas esto, verdad?- asintió Miguel- ¿Por qué lo haces?
-Es lo que menos puedo hacer si soy el culpable de lo que le pasa
-Así lavas tus remordimientos de conciencia
-No, mis remordimientos de consciencia se lavarían si ella pudiera perdonarme
-Las perdimos- murmuraba nostálgico el anciano- no os podéis imaginar cuanto cambia todo sin ellas. ¿Tienes hijos?- dijo cambiando de tema y sorpresivamente encarándose a Miguel, utilizando más energía que toda la que había utilizado en todos estos años.
-Si, tres, dos niños y una niña- respondió.
-¿Te..
-Lo sé- le interrumpió.- Es terrible.
El viejo agachó la cabeza de nuevo y colocó los dedos corazón de ambas manos sobre los lagrimales. Miguel quiso acercarse y abrazarle, pero el anciano lo detuvo con la mano.
-Su hija tenía muchísimas cosas de usted
-¿El que?- preguntó tímidamente
-Tenía su fuerza, su serenidad… -sonrió tímidamente Humberto como hacía décadas que no hacia- incluso tenía el lóbulo de la oreja más grande.
-Gracias
-No tiene porque dármelas. –Miguel miró la hora- Ahora tengo que irme pero pasaré a menudo si usted lo desea- no tuvo respuesta, se dio la vuelta y se puso a caminar.
-¿Qué te perdone el qué?- vociferó aquel anciano- ¿Qué la conocieras? ¿Qué la enamoraras? ¿Qué la secuestraras? ¿Qué la humillaras? ¿Qué la violaras? ¿Qué la golpearas? ¿Qué la mataras? ¿Qué la quemaras?- a cada pregunta, sorprendentemente, aumentaba su tono. Las enfermeras no tardaron en llegar ante tal alboroto. Estuvieron a punto de echar a Miguel, pero el señor Humberto de Gea lo retuvo.- Contesta
-Supongo que son demasiadas cosas para perdonar, y supongo que habría que añadir todos los efectos colaterales.-susurró Miguel-
-¿Por qué lo hiciste?
- Terminé obsesionándome por su hija, y ese día consumí demasiadas drogas. La vi pasar y fui a hablar con ella. Solo quería hablar, solucionar las cosas. Era un chaval con muchos pájaros en la cabeza, y se me fue todo de las manos.
-¿La querías?
-Creía que la quería.-
El anciano que miraba a los pies del hombre estaba sentado en una silla de ruedas. Era un hombre apenado, consumido, famélico. Aquel que apretaba los puños para evitar que se le escabullera el poco orgullo que le quedaba ante el hombre que mató a su hija y consecuentemente a su mujer, hacía tiempo que no lloraba, pero estaba apunto de hacerlo de nuevo, ni se ocultaba en la oscuridad, aquel hombre había dejado de estar enfermo, porque estaba muerto, se veían en la negrura de sus ojeras, y aún así seguía buscando la luz de la sonrisa de su niña que lo rescatara una vez más.
-¿Tú eres el que pagas esto, verdad?- asintió Miguel- ¿Por qué lo haces?
-Es lo que menos puedo hacer si soy el culpable de lo que le pasa
-Así lavas tus remordimientos de conciencia
-No, mis remordimientos de consciencia se lavarían si ella pudiera perdonarme
-Las perdimos- murmuraba nostálgico el anciano- no os podéis imaginar cuanto cambia todo sin ellas. ¿Tienes hijos?- dijo cambiando de tema y sorpresivamente encarándose a Miguel, utilizando más energía que toda la que había utilizado en todos estos años.
-Si, tres, dos niños y una niña- respondió.
-¿Te..
-Lo sé- le interrumpió.- Es terrible.
El viejo agachó la cabeza de nuevo y colocó los dedos corazón de ambas manos sobre los lagrimales. Miguel quiso acercarse y abrazarle, pero el anciano lo detuvo con la mano.
-Su hija tenía muchísimas cosas de usted
-¿El que?- preguntó tímidamente
-Tenía su fuerza, su serenidad… -sonrió tímidamente Humberto como hacía décadas que no hacia- incluso tenía el lóbulo de la oreja más grande.
-Gracias
-No tiene porque dármelas. –Miguel miró la hora- Ahora tengo que irme pero pasaré a menudo si usted lo desea- no tuvo respuesta, se dio la vuelta y se puso a caminar.
Humberto de Gea murió diecisiete minutos después de un paro cardiaco. En su cara se dibujaba la sonrisa anhelada. No le pudo decir a Miguel que hacía años que lo había perdonado porque al fin de cuentas si se parecía a su hija.
"La vida deja de tener sentido si no existe en ella la sonrisa"
"La vida deja de tener sentido si no existe en ella la sonrisa"
Autor:Daniel Calderón Martín
Imágenes: Google
28 comentarios:
se me han empañado los ojos de lágrimas Daniel. Es maravilloso que conigas que eso ocurra.
[Leyre] Muchas gracias niña, he intentado dejar atrás algo más creativo porque quería utilizar la emotividad mas pura, y creo que la emotividad es sencilla.
Impresiona la naturalidad con la que revistes tus textos, siempre nos dejas con la sensación de que lo escribes así de sentido y profundo porque lo has vivido en la propia carne. Gracias a Dios esto no es así, pero te hace ser un gran escritor.
Besos gigantes.
Dani creo que esta es una de las cosas que te he leído que más me han gustado, aunque no creo que un padre fuera capaz de perdonar al asesino de su hija.
Lo mejor esa gran verdad del final: la vida deja de tener sentido si no existe en ella la sonrisa.
Menuda historia, me has puesto la piel de gallina.
Me ha encantado..
¡Un beso enorme!
Es una historia única.
Menuda historia.
Enhorabuena.
[Ruth] jajaja tampoco he matado a nadie por temor a enamorarme ehh!! jajaja, intento meterme en la piel de otras personas. Gracias
[Chica guau] Es una historia emotiva y real en cuanto a que en nuestra sociedad lamentablemente se dan estas noticias. Muchas gracias y me alegro que te haya llegado
[Rebeca] uf!! gracias ^^. Yo se que es muy duro, pero quiero creer que una persona puede perdonar los errores de otra, aunque es cierto que es muy dificil, pero es que si no toda su vida sería una mierda, aunque este es el caso, pero él tenía sus propios fantasmas y esperaba la visita del asesino de su hija
[Blas] Gracias por tu comentario. Lamentablemente como ya digo es una historia que vivimos en nuestra sociedad
La liberación del perdón, cuanto cuesta perdonar y ser perdonado cierto? pero en este texto queda claro que al hacerlo una sonrisa vuelve a resurgir del rostro triste del anciano. Me gustó mucho esta historia, muy real por cierto.
Besos!
Marga
Uf, un duro relato amigo. Y tan real como la misma vida.
Creo que perdonar, en suma, es la única cosa buena que se puede hacer de una historia tan terrible.
Enhorabuena por cómo trasmites.
Un beso,
Natacha
Hola! Entiende este comentario como una muestra de gratitud por el afecto recibido por ti. Te ofrezco las flores de mi jardín.
Yo creo que jamás podría perdonar algo así...
Un besitooo
[Momentos] Muchas gracias, pues si, tanto tiempo era el rencor que lo ahogaba y la sonrisa volvió cuando ya no le guardaba mas rencor
[Natacha] Es eso amiga, anta una historia tan terrible lo unico que queda es el perdón, el continuar hacia adelante, porque si no no solo hay un muerto en la historia
[Paco Merlo Ansin] Muchas gracias, muy binotias fotos, cuando necesite ya pasaré a buscar
[acoolgirl] Yo creo que tampoco, pero espero que consiga perdonar para seguir viviendo, por ti y por tu hij@
Una dura historia, me daba la impresión que me faltaba el aire a medida que avanzaba. Muy real en nuestro contexto. Además, da para mucho qué pensar en cuanto al tema del "perdón".
Magistral tu uso de las palabras, enhorabuena.
Un saludo.
Me parece muy bueno el texto...
Un beso.
INCREÍBLE. Es buenísimo...
me encanta... Sencillamente excelente...
un millón de besos
[Boboscorazones] Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado y te haya llegado de esa manera
[Sakkarah] muchas gracias Sak, me alegro que te haya gustado
[Crisis] ^^ me emocionan tus palabras
Te felicito por el escrito, me has hecho dudar en todo momento si era real o no. Por desgracia todos sabemos que para muchas familias si lo es.
Yo tengo tres hijos pequeños aún, y sufrí abusos sexuales en mi infancia, hasta que no fui consciente plenamente de lo que me había pasado,yo ya tenia a mis niños. ¡Ahora veo tantos peligros, tantos!, los que pasé yo y los que tu relatas en tu historia. Egoístamente, mis hijos son lo mejor que tengo en mi vida pero a su vez la mayor causa de temerla.
¡Ojala me hubieran protegido a mi y yo pudiera proteger a mis hijos siempre!
Solo puedo decir increible,con una naturalidad que parece real.
En la vida siempre tenemos los problemas de familia que pueden afectar muchísmo pero lo bueno es saber solucionarlo a tiempo.
Y sí un vida sin sonrisa no es vida.
Un besito
[Luna] Lo siento, la vida se mostró dura contigo pero ahora te ha regalado tres pequeños tesoros y debes disfrutar de ellos sin temer que pueda suceder algo. Entiendo que como madre estás alerta ante todo porque sabes, porque ha sucedido que con un minimo descuido las consecuencias son fatales.
Besos y gracias por pasarte por aquí
[By karacola] Quería dar un homenaje a los padres. Todos sabemos que si, que las madres sacan una fuerza insólita de quien sabe donde, pero yo he querido ponerme en la piel de los padres, y no padres de palabra, padres reales, padres que al igual que las madres no sufren solamente si no que se mueren de por vida. Y también he querido perdonar al asesino por el único motivo de que las personas cometen errores, las personas cambian, las personas son como son pero pueden estar influenciadas por determinados factores...
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